Ha llegado de nuevo el donoso escrutinio de la quema de libros para preservar los ojos de las nuevas generaciones. La disponibilidad de libros de Historia del Arte en las bibliotecas escolares es una práctica generalizada en la España postfranquista. La falta de esos libros en las bibliotecas donde se imparte educación a las nuevas generaciones escandalizaría a toda la sociedad bienpensante, a pesar de que las imágenes que muestran fueron en su momento arte contemporáneo. Pero, ¿y si esas imágenes hacen referencia al alcoholismo infantil, o a la amenaza de grupos terroristas, o a la prostitución, o a cómo se relacionan los jóvenes de nuestro tiempo? Se echan de menos defensas públicas (ministerios y otras instituciones) del arte como medio de expresión que deben conocer los escolares, así como de la libertad de los artistas y sus derechos morales.