Ingenio de Comunicación organizó el pasado 5 de junio, en el marco de la Feria del libro de Madrid 2010, la mesa redonda La provincia nos visita en torno al mundo editorial establecido fuera de Madrid y de Cataluña. En el Pabellón Carmen Martín Gaite, los editores Rafael Ceballos (Grupo Alcalá, de Alcalá La Real, Jaén), Alfonso Castán (Contraseña, de Zaragoza-Huesca), Eduardo Riestra (Ediciones del Viento, de La Coruña) y José Ángel Zapatero (Menoscuarto, de Palencia) debatieron sobre su condición de "periféricos", en una charla moderada por Eva Orúe.
De las 873 editoriales pertenecientes a la Federación de Gremios de Editores de España, 275 están en Madrid, y 270 en Barcelona. Lo cual significa que el 62% de los libros españoles sale de las dos grandes capitales del libro. O, leído al revés, que el 38% de lo que se edita en nuestro país nace fuera de estas dos ciudades.
"Viviendo donde yo vivo, en Alcalá la Real, 25.000 habitante, se echa en falta el mundillo cultural que te enriquece, pero lo demás son ventajas -marcó el tono Rafael Ceballos-. Cuando empecé, un editor de Sevilla me preguntó: ¿qué haces aquí, en Alcalá? Pues en Alcalá tengo Correos tres casas más arriba, la imprenta es cruzar la calle, la mensajería en la calle de atrás… Yo no pierdo tiempo. Ningún tiempo. Además, lo que el lector busca es un buen libro, y eso se puede hacer en cualquier sitio."
Eso es cierto, como verdad es que el lector está lejos de las sedes de estas editoriales. "El perfil del lector español es: mujer, universitaria y joven, residente en una ciudad de más de un millón de habitantes -explicó Zapatero-. Evidentemente, ningunos de nosotros procede de una ciudad así, lo que significa que la inmensa mayoría de nuestros lectores vive lejos". "Sí -remachó Castán-, nosotros, que acabamos de empezar, ya sabemos que venderemos la mitad de la edición entre Madrid y Barcelona."
La importancia de los medios
Por eso, porque han de llegar a letraheridos lejanos, es tan importante para ellos mantener un contacto fluido con los medios de comunicación. No sólo con los de sus respectivos entornos, que suelen prestar atención a sus propuestas, sino también con los de ámbito nacional.
"Yo empecé en 2003 y aquí, en la Feria. Me hicieron mucho caso, no sé si les hacía gracia que fuera de Coruña o qué pero me hicieron mucho caso. En cambio ahora llevan un tiempo que están más remolones no sólo por nosotros, sino también por cómo están ellos, la crisis de identidad, los despidos… -reflexiona Riestra-. Hay además que decir que los medios de comunicación de Madrid son distintos de los de Barcelona."
"Sí -corrobora el editor de Menoscuarto-. Creo que los medios de Madrid sí que han vuelto la mirada a pequeñas editoriales que están haciendo las cosas bien, son muy generosos porque no miran de dónde son y hacen críticas de libros de Palencia, de León, de Barcelona o de cualquier otro sitio. En Cataluña los suplementos de los medios catalanes miran más si son autores catalanes o si son editoriales catalanas."
Elogió luego Zapatero la labor que realizan las secciones de cultura de algunas cabeceras regionales, cuyos suplementos, aseguró, son de una gran calidad. Hecho destacable es que esos periódicos han conseguido aumentar las ventas los días en los que sacan esos suplementos.
El papel de las subvenciones
Las malas lenguas, que a veces son las mejor informadas, aseguran que muchos de los editores periféricos están cebados por las administraciones periféricas. ¿O es sólo una leyenda urbana que circula por las capitales del libro?
"Parece ser que sí, que hay una serie de editoriales de provincias que viven de la administración -empezó admitiendo Eduardo Riestra-. Pero desde luego no es mi caso. La Xunta de Galicia se trata únicamente con el Gremio de editores de Galicia, donde yo no estoy porque edito en español. Conste que el problema no es nacionalista ni nada, de hecho esta política empezó con Fraga, no es un problema del Bloque Nacionalista Gallego. Yo reclamo un trato de igualdad, y desde que estoy dando patadas a los avisperos me han hecho alguna comprita para las bibliotecas. Si a eso se le llama subvención…"
En Andalucía, reconoció Rafael Ceballos, muchísimas editoriales han cerrado desde que la Junta cerró el grifo. "Aunque ahora ha hecho algo que nadie entendemos porque ha mandado una circular diciendo que mandásemos 10 títulos y que de esos nos iba a comprar una serie de libros, es decir, ya no es ni siquiera una ayuda, es una compra directa, aunque al final las ayudas son compras, pero ahora con esto han organizado un revuelo sin necesidad, han retrocedido… En fin. Yo no entiendo que alguien monte una editorial pensando que se va a mantener a expensas de una ayuda pública, pero hay gente que trabaja con esa filosofía. Tenemos que editar sin ayudas, y si te las encuentras bienvenidas sean."
Un punto de vista que compartió Alfonso Castán, cuya editorial recién nacida no ha solicitado aún ayuda alguna ("las convocaron en noviembre, 120.000 euros para editoriales que publiquen libros de interés intrínseco o que de alguna manera colaboren a la cultura aragonesa"), aunque sí ha recurrido a las que algunos países dan para la traducción. A nadie le amarga un dulce.
La situación en Castilla y León no es mucho mejor. "Hemos tenido dos años una convocatoria de ayudas a la edición de la importante suma de 30.000 euros para todas las editoriales. En el gremio somos treinta y tantas… -explicó Zapatero-. Este año ya no las han convocado, hay recortes importantes y además somos comunidad invitada en la Feria de Guadalajara, en México, y nos han dicho que todos los recursos van dirigidos a eso. Entiendo que hay algunos libros que tienen que estar publicados y que sin estas ayudas no lo estarían. Lo difícil es valorar los criterios de selección de esos títulos, pero en mi opinión las ayudas tienen que ir a comprar libros para que estén en bibliotecas, y para que los editores pequeños estemos presentes en muchas bibliotecas, no a fondo perdido."
"Mi fortaleza es mi independencia", sentenció Riestra.
Al cabo, la pregunta era obligada. ¿Os habéis sentido en algún momento de cansancio o debilidad tentados por la posibilidad de mudaros a Madrid? La respuesta unánime fue no. Pero Riestra pidió que las autoridades den para su comunidad, tan mal comunicada por carretera y ferrocarril, el tratamiento que dan a Baleares y Canarias, para así obtener un descuento sustancial en los billetes de avión. Y Ceballos propuso a sus compañeros de mesa comprar o alquilar entre todos, junto con otros más también obligados a viajar a Madrid una y otra vez, un piso que a todos sirva de hotel y base de operaciones cuando estén en la capital. Imaginamos que se lo están pensando.