Este artículo plantea el anclaje que la ficción de humor tiene en la realidad y el auge de las noticias de interés humorístico
Show de Conan O'Brien en la televisión TBS de Estados Unidos
Desde luego una premisa de guión de cine del tipo "una aficionada restaura un fresco en una iglesia y lo destroza", no hubiera alcanzado tanto éxito sin el talento desplegado en el guión urdido por la realidad (...)
Sin duda vivimos tiempos de filón comediante en los telediarios, sólo comparable a la primera mitad del siglo XX (...)
En una tertulia ocasional que compartimos con Antonio Mingote, éste afirmó que "el humor consiste en presentar la realidad tal y como es, que es como hace gracia". No deja de ser una versión realista del conocido dicho "la realidad supera a la ficción". Decimos "versión realista" porque, en efecto, no hay nada más gracioso que la realidad bien entendida. Para Woody Allen la comedia es tragedia más tiempo. Sin embargo en muchas ocasiones es posible eliminar el factor tiempo de la ecuación. Es lo que pasó con la restauración que hizo Cecilia Giménez del Ecce Homo de Borja, original de Elías García Martínez. Alguna prensa internacional la calificó como la peor restauración del mundo, mientras que otros han alabado la nueva pieza como un "icono pop" (Jesús Ferrero) o como un "icono de nuestra forma de ver el mundo" (Álex de la Iglesia). Parece ser que en el árbol genealógico de Borja (Zaragoza, España) Cecilia Giménez tiene como antepasado más o menos directo al propio profesor García Martínez, lo que da una idea de las malformaciones que el talento puede sufrir en el paso genético de un ser a otro. Por cierto, dicho esto para antropólogos e historiadores, quizá eso explique la degradación que sufren monarquías, dinastías y otros modelos hereditarios que impiden la circulación social de las élites.
Para Rafael Azcona la tragicomedia se justifica en el hecho incuestionable de la ingente cantidad de personas que, en la realidad, son incapaces de decir que no. Quizá Cecilia Giménez sea de esa clase de individuos. Y es que la realidad está llena de oportunidades. Luis García Berlanga comentaba que uno de sus guiones fue revisado por la censura franquista y que, al comprobar que empezaba con un plano general de la Gran Vía de Madrid, uno de los censores afirmó que no se podía conceder la licencia porque, "conociendo a Berlanga, éste era capaz de poner a unas monjas entrando en Pasapoga", un Music Hall que permaneció abierto en Madrid entre 1942 y 2003. El cineasta valenciano se lamentaba de que no se le hubiera ocurrido a él la idea, porque sin duda la hubiera incluido en el guión.
Desde luego una premisa de guión de cine del tipo "una aficionada restaura un fresco en una iglesia y lo destroza", no hubiera alcanzado tanto éxito sin el talento desplegado en el guión urdido por la realidad. Repasemos algunos parámetros: repercusión y escándalo nacional en las primeras jornadas; artículos en New York Times y The Guardian; voces de la cultura alabando el trabajo de la restauradora; miles de "peregrinos laicos" visitando la iglesia; informe de las restauradoras profesionales sobre si se puede o no conservar las dos pinturas; reportaje en la BBC; cientos de versiones y vídeos satíricos colgados en las redes; disputa de dos bodegas por lanzar los vinos Ecce Homo usando la iconografía de Cecilia Giménez; inscripción en el registro de patentes y marcas de la marca de vinos "El Ecce Homo", elaborado con uvas de la variedad garnacha; cobro del ayuntamiento de una tasa para entrar a la iglesia a ver la restauración; solicitud de informe jurídico sobre los derechos de autor que puede generar el icono; parodia en el programa satírico de Conan O'Brien en la televisión TBS de Estados Unidos; propuesta para ser el disfraz estrella en la noche de Halloween; artículo de Lisa Abend en la revista Time sobre el Ecce Homo Dilemma; concursos para realizar el mejor Ecce Homo según los parámetros de Cecilia Giménez; venta de camisetas mostrando la figura del siglo XXI; edición de manuales del tipo "Realiza tu propio Ecce Homo"; suma y sigue...
Sin duda vivimos tiempos de filón comediante en los telediarios, sólo comparable a la primera mitad del siglo XX, el más devastador desde el punto de vista social, económico y bélico de la historia de la humanidad. En estos días en que tantas personas lo están pasando tan mal en tantos lugares del mundo, nosotros nos acordamos de una de las distorsiones humorísticas más ácidas que conocemos. El humorista español Miguel Gila (Madrid, 1919- Barcelona, 2001) sobrevivió a un fusilamiento durante la guerra civil española. En su libro "Un borrico en la guerra" (Dima Ediciones, Barcelona - 1967) publicó una viñeta que representa a dos hombres sonrientes posando delante de una barra de bar, uno de los cuales lucía una pata de palo diciendo: - No, yo no soy cojo; es que me fusilaron mal...
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Una artículo de Moreno Bros.
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