Un nuevo sensor localiza los elementos contaminantes antes de que dañen irreversiblemente las obras de arte. El aparato ha sido diseñado con motivo del viaje internacional que harán por todo el mundo varios bocetos y dibujos originales de Disney, con más de 90 años de antigüedad.
Steamboat Willie (1928)
© Disney Enterprises / Walt Disney Animation Research Library
Los dibujos y bocetos originales de Walt Disney Animation Studios con más de 90 años de historia -desde Steamboat Willie hasta Frozen- realizarán un viaje internacional este verano. El proyecto ha dado a los conservadores la inusual oportunidad de supervisar las piezas de arte con un nuevo sensor: una nariz artificial de alta sensibilidad adaptada para detectar contaminantes antes de que puedan dañar irreversiblemente las obras.
Este es uno de los trabajos que se presentarán en la 251ª edición de la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por sus siglas en inglés).
"Muchos contaminantes que son problemáticos para los seres humanos también lo son para las obras de arte al provocar cambios de color o descomposición, por lo que la capacidad de vigilar estos riesgos es un aspecto importante para la preservación", declara Kenneth Suslick, investigador en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (EE UU) y autor principal del trabajo.
Las obras de arte son susceptibles de dañarse incluso con niveles de contaminantes muy por debajo de lo que se considera aceptable para los seres humanos. Suslick explica que la alta sensibilidad del material artístico es comprensible por dos razones: en primer lugar, las personas son capaces de curarse, mientras que las obras de arte no lo pueden hacer; y por otra parte, nuestra especie tiene una vida útil finita, mientras que las obras de arte están concebidas para las generaciones futuras.
Para estos evitar efectos nocivos, los conservadores guardan las piezas vulnerables en vitrinas selladas. Pero incluso entonces, algunos materiales pueden emitir compuestos reactivos que se acumulan en estos compartimentos y dañan las obras.
Por ello, los especialistas a menudo esconden materiales absorbentes dentro de las vitrinas que limpian los compuestos potencialmente dañinos en ese ambiente cerrado, aunque es difícil saber con precisión cuándo hay que sustituir esos elementos de adsorción. Este problema quedaría resuelto gracias al nuevo aparato de Suslick y su equipo.
"Olfatear" elementos nocivos
Aunque el científico ya había inventado con anterioridad una nariz optoelectrónica –una serie de sensores que cambian de color cuando se exponen a diversos compuestos–, su uso se limitaba en gran medida a fines biomédicos y no podía 'olfatear' las bajas concentraciones de contaminantes que dañan las obras de arte.
Para rediseñar y mejorar esta nariz, acudió a los científicos del Instituto de Conservación Getty (GCI) –una institución sin ánimo de lucro en Los Ángeles (EE UU), que trabaja internacionalmente para la conservación del arte– y propuso crear un sensor varios cientos de veces más sensible que los dispositivos existentes que se utilizan en la investigación del patrimonio cultural.
Precisamente en aquel momento, el GCI estaba embarcado en un proyecto con la Walt Disney Animation Research Library en el que investigaban el impacto del entorno de almacenamiento en las láminas que usaban los artistas para dibujar o pintar antes de que se desarrollase la animación por ordenador, un trabajo que podría ayudar a prolongar la vida de esta importante colección.
El fruto de esta colaboración conjunta fue una nariz más precisa, cuyos sensores controlan los niveles de ácido acético y otros compuestos que emanan de estas láminas.
Proteger el patrimonio cultural
Según el análisis inicial de los datos del sensor, los absorbentes resultan eficaces, por lo que Suslick espera seguir ampliando las aplicaciones de estos sensores en el ámbito del patrimonio cultural.
Antes de que la exposición "Drawn from Life: The Art of Disney Animation Studios" comience a recorrer el mundo, Suslick ha recomendado que se coloquen los sensores en lugares discretos para vigilar los contaminantes tanto dentro como fuera de las obras de arte selladas y enmarcadas.
Si los sensores indicasen que los niveles de contaminación dentro de las vitrinas están subiendo, los conservadores que acompañan a la exhibición sabrían cuándo reemplazar los materiales.
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