Un mercadillo para liquidar los enseres, recuerdos y utensilios acumulados durante 5 años de actividad pondrá fin el 2 de agosto de 2014 al sueño de La Bagatela, un espacio que ha vertebrado las inquietudes culturales de sus fundadores y de no pocos artistas, pensadores y creativos de toda índole que encontraron entre sus paredes la generosa acogida de la libertad.

A principios de 2009 Oriol Comas, Victoria Facio y Santiago Etchegaray (Uri, Viki y Santi), idearon este espacio que abrió el mes de mayo del mismo año en su antigua sede del número 34 de la calle Tres Peces, en el madrileño barrio de Lavapiés. Exposiciones, talleres y teatro (sobre todo este último) constituyeron la base de unas actividades que se sostuvieron con el entusiasmo de sus fundadores, las aportaciones de ideas de otros y el favor del público, lo que permitió fomentar e incrementar las actividades sin ayudas públicas. Excepto una pequeña ayuda del Ayuntamiento de Madrid a la producción teatral en la tercera o cuarta temporada, la asociación cultural La Bagatela, constituida desde el principio sin ánimo de lucro, gozó siempre de la libertad de lo privado.

Con la retirada parcial de Santi del proyecto, fueron Uri y Viki los que completaron la trayectoria del espacio ya en su nueva sede del número 16 de la calle Buenavista, también en Lavapiés, que abrió en septiembre de 2011. Con más espacio y una planta baja que permitía la exhibición de formatos más complejos, La Bagatela alcanza la mayoría de edad programando propuestas de interés, cercanas y con voluntad y capacidad para atraer nuevos públicos. Según afirma Uri "nunca pensamos que llegaríamos tan lejos desde el punto de vista cultural".

Hambre de teatro
Sin duda fue el teatro lo que alcanzó en La Bagatela carta de naturaleza, y coloca al espacio en la microhistoria de la cultura alternativa de Madrid. El amor de Uri Comas por la escena y la profesión de actriz de Viki Facio fueron capaces de atraer al espacio a actores y creadores que dieron a La Bagatela un lugar en el tejido de la escena madrileña. Desde el primer ciclo de Teatro Despojado hasta las tres partes de Ana se Lamenta, La Bagatela apostó por la producción propia de espectáculos acomodados al milímetro a las posibilidades de su espacio.

Además de eso, fueron muchos más los que presentaron allí sus propias producciones escénicas o musicales. Justo antes del cierre, La Bagatela ensayaba una fórmula de residencia que usan también otros espacios consistente en facilitar a los grupos teatrales realizar los ensayos en la sede antes de entrar en la programación de la sala y exhibir sus propuestas.

El fin de un sueño
Como en otros casos de espacios alternativos de Madrid (recientemente acabaron la actividades de Off Limits), el cierre de La Bagatela supone el fin, o al menos el punto y aparte, en el sueño de sostener un espacio alternativo cultural como opción de vida para sus gestores. "En la Bagatela hemos hecho grandes amigos", afirma Viki. La falta de ayudas desde lo público y la falta de implicación de las instituciones culturales propicia este diente de sierra continuo de espacios que se abren y espacios que se cierran, esta especie de lógica infinita del underground, matando un tejido cultural que acaba agonizando de cansancio. La crisis económica y la excusa de la crisis económica para propiciar una determinada política cultural hace el resto. Viki y Uri intentaron, sin éxito, la continuidad de La Bagatela en otras manos amigas, pero no les fue posible mantener el proyecto.