La venta de Mujeres de Argel de Picasso se hizo bajo una garantía de subasta que pretendía asegurar los beneficios
Les Femmes d'Alger (Las mujeres de Argel), 1955
© Pablo Picasso
Foto: Christie's.
Muchos son los datos que están apareciendo en los Papeles de Panamá y que tienen que ver con los movimientos en el mercado del arte. Entre las últimas revelaciones, la confirmación de que la obra Seated Man with a Cane (1918) de Amedeo Modigliani, envuelta durante mucho tiempo en un caso de restitución por parte del saqueo nazi, pertenece en realidad a la familia Nahmad, conocidos coleccionistas y galeristas judíos de origen libanés, herederos de un exitoso banquero que huyó de la persecución nazi, y que actualmente se distribuyen con negocios y galerías de arte por Londres, Nueva York o Mónaco.
Otra de las más llamativas revelaciones es que la venta considerada la subasta que en 1997 cambió el curso del mercado del arte hacia una burbuja creciente que ha durado casi veinte años, presenta irregularidades. Se trata de la realizada por Christie's en la que se vendió la colección Ganz, y que según se sabe ahora, fue arreglada con cierta artimaña por el multimillonario Joseph Lewis. Lewis hizo su fortuna con el comercio de divisas. Se alió con el magnate Soros, y el 16 septiembre de 1992, el conocido como Black Wednesday, apostó porque la Libra quedaría fuera de la zona Euro. Tras este evento su fortuna se calcula en 8,2 billones de dólares. Ahora vive en las Bahamas, en lo que se conoce como un "exilio fiscal".
En aquella subasta se vendió con récord incluido la obra Las Mujeres de Argel (Picasso, 1955) por 31,9 millones de dólares. El total de la colección Ganz se vendió por 206 millones. Según revelan los Papeles de Panamá, la transacción fue llevada a cabo a través de Simsbury International Corp., una empresa que "parece haber sido creada únicamente para la transacción Ganz."
La subasta se consideró un punto de inflexión en el negocio del arte. En aquel momento, recuerda Sarah Cascone en un artículo reciente para Art Net, en declaraciones a The Guardian, Todd Levin, director del Grupo de Arte Levin, comparó la venta con "una inyección de esteroides para el mercado". Lo cierto, dice Cascone es que "marcó el arte como una alternativa de inversión de primera, elevándolo a la categoría de producto global".
El secreto detrás de la venta de noviembre de 1997, es que Lewis ya había comprado la crema de la colección Ganz, es decir la citada pobra de Picasso, a la filial de Christie's, Spink & Son de Londres, el 2 de mayo de ese año. Ese mismo día se establecieron los términos para una subasta en Christie's, en el entendido de que Lewis y Spink compartirían por igual todos los beneficios de la venta por encima de 168 millones de dólares.
En otras palabras, se establecía una garantía para la subasta antes de tiempo. Si por alguna razón las obras no pudieran encontrar un comprador en la subasta, Lewis iba a pagar por ellas. El catálogo de la subasta señalaba que "Christie's tiene un interés económico directo en todas las propiedades en esta venta", pero gran parte de los riesgos de entonces parece haberlos asumido Lewis, quien también era accionista principal de la casa de subastas en el momento.
Para Lewis la apuesta dio sus frutos. En subasta, El sueño (Picasso, 1932) y Femme en Chemise (Picasso, 1913-14) fueron vendidas por 3,5 millones y 5 millones de dólares, respectivamente, por encima de su valor de salida. Las Mujeres de Argel fue vendida después por 180 millones de dólares en Christie's en mayo de 2015, convirtiéndose en la obra de arte más cara jamás vendida en una subasta.
Según Sarah Cascone, los documentos filtrados incluyen los términos de una reunión de 1997 que revelan la fuerte participación de Lewis: "La empresa deberá abrir una cuenta bancaria con Republic National Bank de Nueva York (en otras palabras se trata del HSBC Private Bank (Suisse) S.A, el principal banco de negocios privados del HSBC Group)... y por medio de la presente resolución otorga un poder notarial al señor Joseph Charles Lewis ... para abrir y administrar la cuenta bancaria de la empresa".
Para manejar la transacción, Lewis operó a través de Simsbury Internacional, con sede en la pequeña isla del Pacífico Sur de Niue. Mossack Fonseca, el despacho de abogados del que han salido los ya famosos documentos, era su agente registrado, mientras que otros empleados de la empresa aparecen como "directores nominados" quienes, sobre el papel, controlaban sus actividades.
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