El cocinero Sergio Pérez con un participante del taller
Foto: SINC
Los talleres recorren el mundo a través de 15 centros del Instituto Cervantes. Ya han pasado por Palermo, Nueva Delhi, Tánger y Sofía y estarán además en Alburquerque, Brasilia, Chicago, Dublín, Estocolmo, Milán, Rio de Janeiro, Salvador, Toulouse, Utrecht y Varsovia.
El objetivo de estos talleres es despertar el interés de los jóvenes por las ciencias relacionadas con la alimentación y la salud haciendo visible la importancia de la investigación científica para una alimentación sana. Se proporcionarán hábitos de alimentación saludable y se dará a conocer además la gastronomía y productos españoles y sus cualidades como productos saludables y sabrosos.
En el acto, han intervenido la directora general de la FECYT, Lourdes Arana, el director de cultura del Instituto Cervantes, Rufino Sánchez, el presidente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Pedro Barato y el director del Basque Culinary Center José María Aizega. Asimismo, intervinieron el chef Sergio Pérez y la nutricionista Amaia Díaz.
Cómo funcionan los talleres y qué se enseña en ellos
Durante 2 ó 3 horas, jóvenes de entre 14 y 18 años, así como público en general, aprenden de la mano de un monitor y un cocinero las razones químicas y bioquímicas en las que se basan las recomendaciones para una alimentación saludable. Además se muestran los avances científicos en cocina.
En esta actividad, se dan respuesta a preguntas como ¿Qué nos dice la ciencia sobre cómo conservar las propiedades saludables de los alimentos? ¿Por qué la dieta mediterránea es saludable? ¿En qué me puede ayudar la ciencia para cocinar rápido y sano? ¿Por qué hay alimentos buenos para el corazón o para la diabetes?
Los asistentes a los talleres conocen, por ejemplo, que el comer más 600 gramos de fruta al día, disminuye un 31% el riesgo de tener una enfermedad coronaria isquémica o un 12% el cáncer de pulmón. O que no es lo mismo tomarse un zumo de fruta (aunque sea casero) que una pieza de fruta, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de frutas y la obesidad. Además, se explica que el beber una lata de refresco azucarado al día puede engordar 4,5 kilogramos al cabo de un año.
El aceite de oliva virgen, utilizado en estos talleres, es parte de la dieta mediterránea y su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, antioxidantes naturales, vitamina E y muchos otros nutrientes hacen de él una excelente protector ante muchas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares. Asimismo, el aceite de oliva es capaz de resistir altas temperaturas, como en las frituras, por su alto contenido en acido oleico.
La salud, área prioritaria de investigación para la ciudadanía
Según los resultados de la V Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología realizada por la FECYT entre mayo y julio de 2010, la salud es la prioridad de I+D preferida por los ciudadanos y en la que piensan que deben concentrarse los esfuerzos en investigación. Estos datos reflejan que la salud es una de las demandas sociales "emergentes".
La preocupación por una alimentación saludable desde un punto de vista científico también se está consolidando, como muestra un estudio publicado por la Agencia SINC en marzo de 2011 que revela que los cereales y la leche son la combinación perfecta para luchas contra el insomnio, al ser alimentos ricos en triptófano (aminoácido encargado en nuestro organismo de sintetizar la hormona melatonina, sustancia implicada en la inducción al sueño). Por el contrario, deben evitarse en las últimas horas del día frutas ricas en vitamina C como la naranja o el kiwi, bebidas como el té o el café o carnes rojas y embutidos ricos en tiroxina.
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