La galería rosa.santos de Valencia (España) presenta Dirty Family de POL CORONADO del 29 de febrero al 12 de abril de 2008.
Los cuentos o la vida
El mito de Narciso encuentra en el arte un estuche adecuado en el que mostrar su catálogo de atractivos atemporales. Si entendemos la obra resultante tanto ventana como espejo de quien la realiza, es decir, espacio donde se muestran a un tiempo las características intrínsecas conscientes e inconscientes y los anhelos de querer exponerse de un modo determinado ante la mirada externa, podemos argumentar que, dentro de la cronología artística, el arte contemporáneo aúna perspectiva histórica y actualidad individualista. La característica principal del hoy es su cualidad como versión actualizada y acumulativa de lo anterior; su hándicap tal vez sea estar sumido en una vorágine consumista del yo que sigue sumando activos en las estadísticas de lo novedoso, por lo que resulta difícil de abandonar en cuanto que actualiza el mito ad infinitud.
En la circunstancia concreta de una muestra expositiva, se da el caso de que quien se expone adquiere, en cierta forma, la función de un demiurgo que ubica los diferentes elementos de manera precisa para que el público, una audiencia móvil en este caso que contrasta con el estatismo generalizado de las audiencias de teatros y cines, recorra un trayecto. Es pues importante en este pequeño viaje que todo tenga un porqué, que tras el espacio recorrido y el tiempo empleado en hacerlo, se adquiera una sensación. La no imposición de ésta equivale a sentirla como un pequeño triunfo del espectador, convertido ahora en descubridor de un territorio previamente codificado.
Pol Coronado plantea ambas posibilidades y necesita de la interacción de sendas opciones para completar su puesta en escena. Tan directo resulta el posicionamiento de su mise en abyme (la continua referencia a los espejos) como clara su intención de apropiarse de una estructura espaciotemporal surgida directamente de los cuentos tradicionales, donde conviven los grandes opuestos y sus derivados: bondad-maldad, víctima-verdugo, pena-sacrifico, condena-redención... aquí tergiversados y llevados al terreno bufo. Otra particularidad del ritmo narrativo de Pol Coronado es la recurrencia a una suerte de vocativo que no cesa de interpelar al espectador con mensajes intencionados, destinados tanto a provocar una reacción concreta como a introducirlo en un sub-mundo de máscaras reales y figuradas, clara referencia a la permutabilidad de las identidades.
La composición secuencial de la muestra se acentúa por la verticalidad arquitectónica de la Galería Rosa Santos y se explica como planificación narrativa de donde surgen sus partes características. El planteamiento queda indicado por el mural con el dibujo tomado del cuento Blancanieves, manipulado con la inclusión de una máscara en la cara de la bruja y una frase dentro del espejo: "No llores más". A esto se suma la proyección del famoso fragmento extraído de la archiconocida versión animada de Walt Disney, alrededor de la cual coexisten frases cortas como piropos lanzados para quien quiera recogerlos. El siguiente apartado podemos entenderlo como la presentación de personajes. Junto a un retrato híper-realista del demiurgo Pol Coronado (realizado por el artista Enrique Zabala) una docena de retratos fotográficos conforman lo que ha venido a titularse genéricamente Dirty Family: una galería de personajes variopintos, de dudosa reputación y con nombres que perpetúan segundas intenciones, herederos de algunas de las mejores páginas de Dirty Valencia, publicación histórica editada por el propio artista. La tercera y última de las partes, el desenlace, remite de nuevo al principio al presentar la frase "No llores más", esta vez ya fuera del espejo. El imperativo convive con un cartel de advertencia ("No reír, peligro de muerte") que se ha sacado de su contexto anunciador para presentarse de igual manera como una gran pintada sobre el muro. Ambas frases parecen querer dejar al espectador en un terreno de contención emocional donde tanto se amenaza contra la risa como se denuncia su tono quejumbroso generalizado. Una posible lectura derivada de este desenlace puede ser la constatación de que creamos, habitamos y mantenemos a diario una sociedad que únicamente puede seguir articulada en su huída hacia delante; erigida sobre bases arenosas y todavía en pie a pesar de la desmembración de sus partes. Todo ello, eso sí, expresado con una mueca en los labios: difícil discernimiento entre la risa y el llanto.
Álvaro de los Ángeles, Febrero 2008